La princesa Letizia y su pasado oculto

17.06.2014 06:21

El 8 de septiembre de 2010, el equipo de redacción de la revista mexicana Quien, publicaba un artículo en el que decía: “Salió a luz pública un libro con datos reveladores sobre la esposa del príncipe Felipe, sin embargo no es la primera vez que los secretos sobre la futura reina de España traspasan fronteras”.

En abril de 2004, en este mismo medio, se publicó un artículo firmado por Erika Roa titulado "El pasado oculto de Letizia de España", en el que sacaba a la luz que “la mujer que estaba a días de convertirse en esposa del príncipe Felipe había tenido un amante en Jalisco de nombre Luis Miguel González su entonces jefe en el periódico ‘Público de Guadalajara’”, entre otros datos.

El artículo, dado su interés, dio la vuelta al mundo editorial. Fue la revista española Época la que se encargó de tomar el relevo a su colega mexicana publicando un artículo cuyo título fue "La mujer que no quería tener hijos", y escándalo estalló pues era sorprendente que una princesa pensara así, ya que su máxima obligación es darle un heredero a la Corona. Tampoco fue del agrado de un gran sector de la población que fuera una plebeya divorciada y, a su vez, hija de padres separados.

Por esas fechas salía a la venta un libro titulado "Letizia Ortiz: una republicana en la corte del Rey Juan Carlos I", cuyo autor, Isidre Cunill,  revelaba datos, hasta entonces desconocidos, sobre la juventud de la princesa de Asturias, hoy futura reina de España.

En dicho libro se retrata a Letizia como republicaba y agnóstica entre otras cosas. Cunill describe al personaje como alguien capaz de levantar sentimientos contrapuestos de odio y admiración, lo cual no es nuevo, ya que Letizia siempre se ha visto ante esas situaciones.

En la investigación llevada a cabo en 2004 por la citada revista mexicana Quién, su entonces amiga de la universidad en Guadalajara, Sara Cuellar, afirmó: "Era querida y odiada, como toda mujer bonita e inteligente... Me acuerdo que cuando llegaba al periódico, todos los hombres le ofrecían sus computadoras para que trabajara. Por supuesto sus compañeras se ponían celosas".

Las revelaciones más impactantes son las que Cunill afirma que Letizia fue detenida por posesión de marihuana así como un supuesto aborto que se realizó al sur de la Ciudad de México, sin embargo muchos medios han aseverado que el autor se ha basado más en rumores que en información contrastada.

El pasado 2 de junio, a las pocas horas del anuncio de la abdicación del rey, esa misma revista mexicana volvía a la carga con el siguiente artículo “Letizia, la futura reina de España y su pasado oculto en México”.

Su accidentada llegada al seno de la Familia Real por imposición,  o capricho, del Príncipe Felipe, -“o me caso con ella o renuncio a la Corona”, dicen que llegó a amenazar a sus padres los reyes-, dio paso a una serie de informaciones en cadena que, a día de hoy, aún no se dan por terminadas.

De carácter dominante, la verdadera Letizia, se mostró aquel 6 de noviembre de 2003 cuando ambos, ella y el príncipe, hicieron su primera aparición pública para anunciar al mundo entero su compromiso. Aquel “déjame terminar” que la futura reina le espetó a su prometido cruzó fronteras inimaginables y vino a demostrar quién de los dos llevaba los pantalones bien puestos.

Su paso firme y decidido, su desenvoltura rayana en la arrogancia cuando no en la soberbia y su desparpajo ante unas cámaras a las que estaba tan acostumbrada dieron una imagen de la futura Princesa de Asturias muy cercana a lo que muchos ya atisbaron precozmente.

Una vez el compromiso fue oficial, pronto se dieron a conocer detalles del pasado oscuro y tenebroso de una joven plebeya recién llegada a la Corte. Divorciada, hija de padres separados y periodista de profesión, Letizia Ortiz Rocasolano, desembarcó en el corazón de un príncipe que, a sus cuarenta años, era uno de los más cotizados de la Europa de fasto y corte.

Muchos sectores monárquicos ultraconservadores no vieron con buenos ojos el anuncio de este compromiso aunque permanecieron sumisos ante los deseos del heredero de la Corona. Pero la Familia Real tan estricta en su protocolo y en sus relaciones con la Iglesia Católica, incomprensiblemente, no puso objeción alguna a esta situación que, en cierto modo, podía enturbiar sus relaciones e incluso poner en peligro la continuidad de la dinastía.

Letizia: un pasado difícil de borrar

Su primer matrimonio, aunque duró bien poco, fue en Almendralejo, Cáceres, con su profesor universitario Alonso Guerrero. Se celebró por lo Civil motivo por el cual esta agnóstica, a decir de ella misma, pudo contraer matrimonio canónico con el heredero de la Corona española siguiendo las estrictas normas morales que impregnan, hipócritamente, a la Familia Real.

Otra información que tardó poco en ver la luz fue la de su estancia en México en 1995 con motivo de sus estudios de postgrado realizados en la Universidad de Guadalajara, Estado de Jalisco. Allí conoce al artista plástico cubano Waldo Saavedra. Una información publicada que fue desmentida posteriormente por el pintor, indicaba que Letizia había posado desnuda para la confección de una obra pictórica que posteriormente fue utilizada en 1997 como portada de un disco del grupo musical mexicano, Maná titulado “Sueños líquidos”. Poco importa si posó o no desnuda ante el artista o si fue su propia creatividad quien  la imaginó de esa guisa pues lo que él nunca llegó a negar fue el romance que ambos vivieron en el que hay que suponer que más que imaginarla la vio bien de cerca.

Estas informaciones saltaron a la opinión pública en 2004 cuando la editora especializada en asuntos de la realeza de la revista mexicana Quién, Erika Roa, entrevistó a la mejor amiga de Letizia durante su estancia mejicana. Se trata de Sara Cuéllar, actual directora de la Agencia Comunicación & Relaciones Públicas de México. Durante la entrevista de más de dos horas Sara contó confidencias de la futura reina que escandalizaron sobremanera al sector más conservador y rancio de la Monarquía española. En ellas se vierten afirmaciones tales como que Letizia se definía a sí misma como republicana y atea, que no quería casarse ni tener hijos y, refiriéndose a Juan Carlos, que el rey de España era un mujeriego empedernido.

La revista española Época se hizo eco de esta entrevista y la publicó en España donde fue todo un escándalo máxime cuando al poco tiempo de supo, a través de Jessica Sáenz -entonces Editora de Espectáculos en Quién− que Letizia había sostenido un romance con Luis Miguel González, subdirector de un periódico local donde la española hizo prácticas en Guadalajara. El escándalo no sobrevino por tratarse de un nuevo romance de Leticia sino porque, en esas fechas, él era un hombre casado y con familia.

A pesar de todos estos inconvenientes para Letizia Ortiz fue desde el seno de su propia familia de donde saltó a la luz pública la información que más ha impactado en los círculos monárquicos ultramontanos. Su propio primo hermano, David Rocasolano, a través del libro escrito por él bajo el título de “Adiós, princesa” asegura que antes de conocerse su compromiso con el Príncipe heredero, se hizo practicar un aborto voluntario en la madrileña clínica abortista Dator. Según el autor del escandaloso libro, ella y Felipe, cuando todavía eran novios, le pidieron a éste que fuera a la clínica, recogiera toda evidencia y quemara esos papeles. Hizo lo primero, pero no lo segundo. Y es que los futuros reyes no querían que la noticia transcendiese pues entonces sí que la Casa Real podría cancelar el compromiso matrimonial.

Hace poco que la real pareja ha celebrado su décimo aniversario de boda en el que ha habido toda clase de especulaciones. Su carácter dominante y prepotente ha estado a punto de dar al traste con tan “feliz” matrimonio. Se dice en los mentideros madrileños que la soberbia de la Princesa de Asturias ha llegado hasta el extremo de negarse a asistir en actos oficiales si estos tienen lugar en sábado o domingo e incluso el no acudir a otras bodas reales por coincidir en esos días de la semana. Cuentan, dicen que en cierta ocasión que fue a un cine junto a Felipe, su real esposo y sus hijas, las infantas, Leonor y Sofía un niño de corta edad se acercó a pedirles que se hicieran juntos una fotografía de recuerdo a lo que Letizia se negó rotunda y groseramente dejando con la boca abierta a los presenciaron tan desagradable escena y es que a la princesa no le gusta que la fotografíen si no es en actos oficiales.

Con motivo del evento de su décimo aniversario, el escritor y periodista de El Confidencial, José Apezarena, ha publicado el libro “Felipe y Letizia, la conquista del trono”. En él cuenta un indiscreción que cometió Jaime del Burgo, esposo de su hermana Telma Ortiz, el cual comento ante un reducido número de periodistas una presunta y supuesta infidelidad matrimonial de Letizia motivo por el que, estos, les retiraron la palabra a ambos. De ser verdad lo que hoy solamente se puede considerar un rumor, la posición del futuro rey de España quedaría más que en entredicho, sin embargo esta información coincide en el tiempo con los rumores de crisis que, desde el pasado verano, recaen sobre la pareja.

Desde luego y dados los antecedentes progresistas y libertinos de Letizia cabe la posibilidad de que tales rumores sean ciertos ya que en más de una ocasión y, como siempre, en los mentideros de la capital del reino, se dice que él piensa que se equivocó al elegir y ella que no soporta la rigidez protocolaria se los asuntos de Estado y, mucho menos, el haber tenido que abandonar su oficio periodístico.

Si a todo esto añadimos lo que se ha afirmado en más de una publicación respecto a su detención en México por posesión de marihuana no es nada aventurado decir que sí, que el príncipe se equivocó a la hora de elegir quien debía de acompañarle en la conquista del trono.